EL RETORNO A LA DERECHA “UNA TENDENCIA PELIGROSA”.
No cabe duda que el mundo esta convulsionando, tras la crisis de migrantes de medio oriente observamos una respuesta de pánico en Europa que ha llegado hasta América.
La llegada de Trump al poder no es casualidad ni sorpresa, es la respuesta ante un mundo conmocionado ante la amenaza de inmigrantes, la crisis económica y la incertidumbre hacia el futuro. Ahora los gobiernos europeos y norteamericano han dado un giro diametralmente opuesto a sus políticas globalizadoras.
La lectura que se le ha dado a la crisis migratoria de los países árabes hacia Europa es de amenaza, riesgo, inseguridad y contingencia. Hoy los países occidentales han cerrado sus puertas a todos los que resulten ajenos a la nación.
Si bien es cierto que el estilo de vida en Europa ha cambiado, la inseguridad y la sospecha han permeado en la sociedad, la entrada de inmigrantes musulmanes trajo consigo la amenaza real o imaginaria de nuevos atentados. Tras lo anterior se ha generado un clima de desconfianza y aprensión por parte de la ciudadanía europea, buscando propuestas que ofrezcan abrigo y seguridad ante la inminente ola migratoria que ha saturado el continente provocando el disgusto y desagrado de la población, buscando otra alternativa a la realidad que se enfrentan hoy. La demanda ciudadana muestra la franca intensión de cerrar sus puertas a todo lo ajeno y extraño.
¿Debemos atemorizarnos ante este vuelco de principios políticos?
¿Qué hay detrás de los nuevos discursos de derecha?
Es evidente que el miedo es el elemento movilizador que ha transformado el ideario político europeo, la desilusión de la sociedad ante la nueva realidad resulta ideal para la difusión de ideologías que pueden resultar peligrosas; las doctrinas de derecha que observamos en Europa y en Norteamérica son el ingrediente fundamental para inspirar sentimientos xenofóbicos, persecutorios, intransigentes y racistas. Las políticas populistas y ultraderechistas que avanzan dentro de los diferentes países de la Unión Europea son una señal de alerta hacia las minorías de cualquier género.
Hoy más que nunca debemos cuestionarnos ¿Es la derecha o la extrema derecha la respuesta correcta al fenómeno migratorio?
La falta de empleo, los problemas económicos y el descenso en el nivel de vida de los europeos han provocado respuestas proteccionistas y conservadoras; acentuando localismos y patriotismos mal entendidos, ya que el contenido de los discursos nacionales exacerban la unidad y semejanzas nacionales dejando en la periferia a todos los que no forman parte del ideario nacional, dejando fuera a las minorías, fomentando las diferencias, creando discriminación.
Tras la experiencia de la segunda guerra mundial, el mundo recibió una gran lección, y la advertencia de que tras la ideología ultra nacionalista se abre paso a los peores aspectos y conductas del ser humano. Basta con la instigación y repetición constante de discursos excluyentes para que emerjan actitudes discriminatorias, crueles, inhumanas, irracionales y fanáticas.
El peligro del discurso populista ultra nacionalista es terreno fértil para encontrar un chivo expiatorio al cual se culpe de las desgracias y crisis nacionales, haciendo de la víctima un símbolo de escoria social, desprecio y repulsión, encarnándolo como el culpable de la adversidad, haciendo de este un paria social, no merecedor de ser parte del tejido social nacional.
Los discursos infundados alientan el imaginario y la fantasía social. El mundo ha sido testigo de los alcances a los que puede llegar la exacerbación del nacionalismo, llegando a los límites de la locura y perversidad, basta con recordar el nazismo donde millones de seres humanos fueron asesinados premeditada y sistemáticamente por causas irracionales, no imputables a ellos. El holocausto no ha sido el único ejemplo de irracionalidad, el mundo ha sido testigo de genocidios atroces a causa de pensamientos absurdos, arbitrarios y crueles.
Hoy advertimos que las tendencias de derecha son un fenómeno con efecto dominó que se está gestando por todo el continente europea alcanzando a los Estados Unidos.
Gran Bretaña, abandona la Unión Europea, el Brexit culminó victorioso.
Francia critica severamente la política de Francois Hollande, consiguiendo que el partido de Unión de Derecha gane el primer puesto en las elecciones departamentales, siguiéndole en segundo lugar el partido de ultra derecha, “Frente Nacional” de Jean-Marie y Marine le Pen, conocidos por sus ideas racistas y antisemitas.
Pero no únicamente estas dos potencias europeas han echado pasos hacia atrás; irónicamente y tras su obscuro pasado en la segunda guerra mundial Austria se une esta doctrina, celebrando la victoria en su primera vuelta de las elecciones presidenciales el “Partido de la Libertad”, quedando la ultraderecha al frente de la preferencia nacional.
En Alemania se muestran peligrosos vestigios de un giro en la política nacional, hartos de la política migratoria de Angela Merkel el público busca nuevas opciones proteccionistas.
En Hungría, ya se ha levantado un muro en la frontera con Ucrania para impedir el paso de inmigrantes.
En Bulgaria, Finlandia y Suecia han llegado al extremo de instaurar patrullas ciudadanas que cazan a refugiados que intentan llegar de forma ilegal desde Turquía; estas patrullas funcionan con la aprobación de la mayoría de los ciudadanos.
Polonia ha endurecido enérgicamente sus políticas anti inmigrantes cerrando las rutas de acceso hacia los Balcanes.
En Suiza Ucrania y Serbia se ha visito un aumento del populismo de derecha.
En Ucrania tras la caída de su presidente Yanukovich, el nuevo gobierno muestra elementos de tendencia neonazi.
En los países nórdicos, Dinamarca, Suecia y Finlandia, los ciudadanos se unen y simpatizan con el discurso de derecha, el cual está ganando terreno.
Es evidente que la repuesta a la crisis europea ha generado sentimientos de odio e insensatez.
Ahora seremos nosotros los observadores del desenlace de la nueva historia europea, invocando que regrese la cordura y sensatez en un mundo sacudido por los cambios a nivel global.